Roma – Jasmine Paolini, número 5 del mundo y pupila del español Marc
López, pasó a la historia del tenis italiano con una victoria tremenda ante la
estadounidense Coco Gauff (6-4 y 6-2) para coronarse campeona del WTA 1,000 de
Roma en el que hacía 40 años no ganaba una italiana.
Italia volvió
a celebrar una campeona de su país tras 40 años de sequía, desde que lo lograra
en 1985 Raffaella Reggi, cuanto el torneo de la tierra batida italiana se
celebraba en Tarento, en la región de Apulia (Sur). Incluso el presidente de la
República, Sergio Mattarella, quiso estar presente en la pista central del Foro
Itálico para ver a la primera finalista italiana en 11 años.
No partía
como favorita Paolini en un torneo con nombres como los de la bielorrusa Aryna
Sabalenka, la polaca Iga Swiatek o la propia Gauff. Y más justo antes de París.
Pero la
campeona olímpica de dobles en París 2024 y finalista de Roland Garros y
Wimbledon en el mismo año regaló la alegría infinita a una grada que siempre
creyó en ella, que la empujó a la gloria a sus 29 años y 123 días, en un
partido en el que desdibujó por completo a Gauff, finalista en Madrid y llamada
a ser una de las mejores del circuito en los próximos años. Repitió el partido
que les enfrentó en Stuttgart hace menos de un mes, donde Paolini también se
impuso en dos sets.
Fueron muchos
errores los de la estadounidense. Un total de 55 no forzados. Otras 7 dobles
faltas. Demasiados fallos para poder competir en igualdad de condiciones ante
Paolini, jugadora que solo encajó un set en todo el torneo. Y eso que la
americana consiguió romper el primer saque de la italiana justo después de
encajar un ‘break, pero fue incapaz de mantener su servicio para poder pelear.
A partir de
ahí, con el 2-1 a favor de Paolini, todo fue prácticamente rodado en la primera
manga para que el cuento tuviera un final feliz. Solo sobró, para que fuera
perfecto, esa bola de ‘break’ que le regaló a Gauff y que, por otra parte,
finalmente salvó. El 6-4 del primer set encarriló el duelo.
Porque en una
final, con el marcador y el público en contra, es todo mucho más difícil. Y a
Gauff, algo dubitativa en el torneo, obligada a jugar casi 4 horas en la
semifinal, se le hizo bola. Demasiado.
Con la
amenaza de la lluvia en el segundo envite, Paolini, que no quería que nada le
apartase de la gloria que veía tan cerca, aceleró para acabar cuanto antes,
para rematar a un Gauff que no dio signos de vida, que no dio muestras de
reacción y que dejó escapar la segunda final consecutiva después de la de
Madrid. Un mazazo duro.
Paolini
estaba en trance. Simplemente intratable. Todo le entró. Todo al ángulo, a la
línea. Todo celebrado a lo grande por la grada. Tres ‘breaks’ colocaron el
partido con el 5-1 a su favor. Su saque cerró el duelo. Heredó el trofeo de
Swiatek, la dominadora absoluta del torneo en los últimos años. Rubricó su
nombre para la posteridad en este torneo. Tenía una cita con la historia y no
falló. Italia vuelve a tener una campeona en su torneo. Y Jasmine Paolini
cumplió su sueño. EFE
No hay comentarios.:
Publicar un comentario