Roma.- El Avellino 1912 firmó el sábado 19 de abril su ascenso a
la Serie B, la segunda categoría del fútbol italiano, solo dos días antes de la
muerte de Francisco a los 88 años, una curiosa casualidad que ya se ha repetido
con el equipo de la región de Campania (sur) hasta en 6 ocasiones en su
historia, todas desde 1958.
El Avellino
no ha ascendido solo con cada muerte de un papa (o renuncia, como el caso de
Benedicto XVI en 2013), pero sí que cada vez que un papa murió o renunció fue
un año de ascenso.
De hecho, el
club del sur del país ha vivido otros éxitos en los que no hubo ni muertes ni
renuncias papales: en los años 1949, 1973, 1995, 2003, 2007, 2010, 2011 y 2019.
Sin embargo,
los 6 años en los que el azar jugó esta curiosa pasada, el nombre del club
copó, como en esta ocasión, buena parte de las noticias deportivas italianas y
las redes sociales desde que existen.
La primera
vez que sucedió fue en 1958, cuando murió el papa Pío XII y el equipo ascendió
a Serie C. Solo 5 años después, con la muerte de Juan XXIII en 1963, el
Avellino firmó su vuelta de nuevo a la Serie C, después de haber descendido en
1962.
En 1978, año
en el que fallecieron Pablo VI y Juan Pablo I, el Avellino firmó su mayor
éxito: su único ascenso a Serie A.
La cuarta vez
que sucedió fue con la muerte del polaco Karol Wojtyla, el papa Juan Pablo II,
en 2005, año en el que ascendió a Serie B.
En el 2013,
aunque no murió un papa, sí renunció el alemán Joseph Ratzinger. Y el Avellino
subió a Serie B.
La última
vez, la más ajustada de la historia de esta curiosa casualidad, fue el pasado
sábado, cuando certificó su vuelta a la Serie B solo dos días antes de la
muerte del argentino Jorge Bergoglio, que hace apenas unos meses había firmado
la camiseta del equipo. EFE
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