Redacción Ciencia – A partir de una diminuta muestra de tejido, no mayor que una
semilla de chía, científicos han logrado un objetivo que en el pasado parecía
inalcanzable: dibujar un mapa de alta resolución de la estructura y las
conexiones entre las células cerebrales de un ratón, un «hito» para la
neurociencia.
Esto ha sido posible gracias al trabajo de siete
años de un equipo de más de 150 neurocientíficos e investigadores de diversas
instituciones, agrupados en el proyecto MICrONS. Aún basado en datos de un solo
milímetro cúbico de tejido, este diagrama -aseguran los científicos- es el más
grande y detallado del cerebro de un mamífero hasta la fecha.
El esquema de cableado y sus datos, con alrededor
de 84,000 neuronas y unos 500 millones de sinapsis, están disponibles
gratuitamente a través del Explorador MICrONS, con un tamaño de 1,6 petabytes
(equivalente a 22 años de vídeo HD continuo). Estos ofrecen «información sin
precedentes» sobre la función cerebral y la organización del sistema visual.
Los avances de MICrONS, para los que se han
utilizado herramientas de inteligencia artificial, se publican este miércoles
en diez artículos en Nature y Nature Methods, y «marcan un hito para la
neurociencia, comparable al del Proyecto Genoma Humano en su potencial
transformador», resume David A. Markowitz, coordinador del trabajo.
Y es que un mapa de la conectividad, la forma y la
función neuronal a partir de una porción del cerebro del tamaño de un grano de
arena no es solo «una maravilla científica», sino un paso hacia la comprensión
de los esquivos orígenes del pensamiento, la emoción y la conciencia.
Pero, además, tiene implicaciones para trastornos
como el alzhéimer, el párkinson, el autismo y la esquizofrenia, que implican
interrupciones en la comunicación neuronal.
«Si tienes una radio averiada y tienes el diagrama
del circuito, estarás en mejor posición para arreglarla», apunta en un
comunicado Nuno da Costa, del Instituto estadounidense Allen. «Estamos
describiendo una especie de ‘mapa de Google’ o plano de este grano de arena. En
el futuro, podremos usarlo para comparar el cableado cerebral de un ratón sano
con el de un modelo de enfermedad».
Pasos
hasta lograrlo
Para completar este atlas, científicos de la
Escuela de Medicina de Baylor (EE.UU.) utilizaron microscopios especializados
para registrar la actividad cerebral de una porción diminuta de la corteza
visual del ratón mientras este veía diversos vídeos.
Posteriormente, investigadores del Instituto Allen
tomaron ese milímetro cúbico del cerebro y lo dividieron en más de 25.000
finísimas capas, y usaron una serie de microscopios electrónicos para recoger
imágenes de alta resolución de cada porción.
Finalmente, otro equipo de la Universidad de
Princeton (EE.UU.) utilizó inteligencia artificial y aprendizaje automático
para reconstruir las células y conexiones en un volumen tridimensional.
Combinado con los registros de la actividad
cerebral, el resultado es el diagrama del cableado y mapa funcional del cerebro
más grande hasta la fecha, con más de 200.000 células -84.000 neuronas-, cuatro
kilómetros de axones (ramificaciones que se conectan con otras células) y 523
millones de sinapsis (puntos de conexión entre las células).
Los hallazgos revelan nuevos tipos de células,
características y principios organizativos y funcionales. Entre los más
sorprendentes, el descubrimiento de un nuevo principio de inhibición en el
cerebro.
Anteriormente, los científicos consideraban a las
células inhibidoras (aquellas que suprimen la actividad neuronal) como una
simple fuerza que amortigua la acción de otras células.
Sin embargo, descubrieron un nivel de comunicación
mucho más sofisticado: estas no actúan de forma aleatoria, sino que son
altamente selectivas con las células excitadoras a las que se dirigen, creando
un sistema de coordinación y cooperación en toda la red.
El futuro
Si bien esta investigación es importante, se
necesitan mapas más amplios para estudiar circuitos completos.
Los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses
tienen en marcha el programa BRAIN Connects, cuyo objetivo en los próximos
cuatro años es romper las barreras tecnológicas que impedirían hacer un cerebro
de ratón completo, explica a EFE Forrest Collman, del Instituto Allen.
«Si somos capaces de desarrollar la tecnología,
podremos empezar a trabajar con un cerebro de ratón completo en cinco años y
después tardaremos entre cinco y diez años más en recopilar datos», aunque aún
es difícil saberlo, dice Collman.
Hasta hace poco la neurociencia había funcionado
con mapas parciales o en el mejor de los casos completos pero de especies con
unos pocos cientos o miles de neuronas. Pero en los últimos años las cosas han
cambiado radicalmente.
En 2024, por ejemplo, se logró el conectoma
completo -diagrama de las conexiones neuronales- de la mosca del vinagre,
«Drosophila melanogaster», con 140.000 neuronas y 50 millones de sinapsis.
También en 2024 la Universidad de Harvard y Google
Research publicaron una reconstrucción en 3D con resolución sináptica de un
trozo de corteza temporal humana también de un milímetro cúbico.
Si bien estos fueron pasos importantísimos, lo
publicado ahora es «lo mejor que se ha hecho, no tiene precedentes», resume a
EFE Juan Lerma, del Instituto de Neurociencias de Alicante (CSIC-UMH), quien no
participa en los estudios. El científico destaca que, además de la estructura a
escala nanométrica de las células cerebrales, se ha logrado su análisis funcional,
y ahí está la clave.
Aparte de para el conocimiento -esto no es más que
la punta del iceberg de lo que está por venir-, estos hallazgos servirán para
desarrollar modelos de IA superpotentes basados en redes neuronales, que, por
ejemplo, posibilitarán entender enfermedades cerebrales, subraya Lerma, de la
Real Academia de Ciencias de España. EFE

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