Redacción América – La relación de América Latina con el dólar
estadounidense es diversa y, en muchos casos, contradictoria. Mientras algunos
países han adoptado formalmente la divisa como moneda de curso legal, otros
viven en un régimen de bimonetarismo de facto, donde el dólar reina en la
economía cotidiana sin figurar oficialmente.
Países como Ecuador y Panamá lo
han adoptado oficialmente, mientras que otros, como Argentina o Venezuela,
viven una dolarización de hecho. Esta es una panorámica sobre cómo conviven las
economías de la región con la divisa más influyente del planeta.
Argentina: Economía bimonetaria y competencia de
monedas
Argentina tiene una moneda
oficial (el peso), pero la vida económica gira en torno al dólar.
La constante devaluación del
peso y la inflación han llevado a la población a ahorrar y transaccionar en
dólares, muchas veces fuera del sistema financiero por miedo a una
confiscación.
«Argentina es una economía
bimonetaria: con los pesos se pagan impuestos, salarios y los gastos de consumo
menor y el resto, se hace en dólares, formal o informalmente», explica a EFE
Leonardo Piazza, director de la consultora económica LP Consulting.
En 2024, los argentinos
acumulaban más de 246.000 millones de dólares fuera del sistema formal, frente
a reservas del Banco Central de apenas 25.000 millones.
Desde 2011 se impusieron
controles cambiarios (‘cepo’) para frenar la demanda de dólares, sin mucho
éxito.
En 2023, Javier Milei llegó a la
presidencia prometiendo cerrar el Banco Central y dolarizar la economía, aunque
ahora propone una «competencia de monedas» donde la gente elija libremente qué
usar.
Brasil: dólar dominante en el comercio exterior
Brasil sigue manteniendo el
dólar como principal moneda en su comercio internacional de manera
indiscutible.
El 95 % de las exportaciones se
factura en dólares. Pese a los esfuerzos por promover el uso del real en el
Mercosur, las transacciones en monedas locales son aún marginales.
En el caso del comercio con
Argentina, principal socio de Brasil en la región, las ventas en reales
supusieron el 4 % de las exportaciones brasileñas.
En sentido contrario, el uso de
reales va en aumento en las importaciones. En 2024 el país llegó a cancelar un
récord del 6,41 % de sus importaciones en reales.
México: Dependencia comercial y “efecto Trump”
Con más del 80 % de sus
exportaciones destinadas a EE.UU., el tipo de cambio con el dólar es de suma
importancia en México. Tras años de “superpeso”, la moneda local se ha
depreciado.
Desde la llegada de Claudia
Sheinbaum a la presidencia, el peso se ha depreciado más de un 20 % con
respecto al dólar, lastrado por la llegada del presidente estadounidense,
Donald Trump, a la Casa Blanca y su anuncio de imposición de aranceles.
Sobre el impacto en la economía
mexicana de la guerra comercial desatada por Washington, Gabriel Casillas,
economista jefe para América Latina de Barclays, considera que el tipo de
cambio podría servir para mitigarlo.
Venezuela: Dolarización informal ante el colapso
El dólar domina las
transacciones en Venezuela desde la crisis hiperinflacionaria (2018-2021).
Aunque el bolívar se sigue usando, los precios se fijan en dólares.
Esto ha traído algo de
estabilidad, pero también ha acentuado la desigualdad: no todos tienen acceso a
divisas, en especial pensionados y empleados públicos.
Según Jesús Palacios, economista
de Ecoanalítica, el uso del dólar ha aportado estabilidad al comercio, ha
facilitado al consumidor mantener su poder adquisitivo y sus ahorros, y ha
generado dinamismo económico e interés externo.
Ecuador: El caso emblemático de dolarización
exitosa
Ecuador adoptó el dólar en el
año 2000 tras una crisis financiera. Desde entonces, ha gozado de estabilidad
monetaria, baja inflación y control fiscal.
Para el analista económico
Alberto Acosta-Burneo, la dolarización ha sido «la mejor política monetaria que
se pudo haber adoptado» ante una moneda que era «mal manejada» como el sucre.
Aunque hay propuestas para crear
un “ecuadólar” electrónico, el consenso sobre los beneficios de la dolarización
es casi total.
Uno de los principales retos de
Ecuador con la dolarización es la inversión extranjera, que en los últimos años
ha registrado niveles mínimos.
Cuba: Dolarización parcial por necesidad
Ante la escasez de divisas, Cuba
ha reintroducido el dólar en sectores clave. Algunos productos, trámites y
comercios operan en dólares, mientras el Gobierno prepara una nueva tasa de
cambio flotante. Las múltiples tasas actuales generan distorsiones y alimentan
un fuerte mercado informal.
Panamá: El pionero latinoamericano del dólar
Panamá usa el dólar desde 1904.
La moneda nacional, el balboa, está atado a la divisa estadounidense. Sin banco
central, el país mantiene una baja inflación y un sistema bancario fuerte.
Según el economista Carlos
Arauz, las ventajas clave de este modelo, vigente desde la separación de
Colombia en 1903, son la certeza comercial y la solidez financiera.
Bolivia: Falta de dólares y mercado paralelo
La escasez de divisas ha
provocado crisis de abastecimiento de combustibles en Bolivia. La brecha entre
el tipo de cambio oficial y el paralelo se ha disparado, y la población
enfrenta restricciones para retirar dólares o pagar en el exterior.
El país cerró 2024 con un
déficit comercial de 845 millones de dólares y una caída del 17 % de las
exportaciones.
Perú: Coexistencia entre el sol y el dólar
En Perú, ambas monedas conviven
desde hace décadas. Se puede ahorrar, pedir créditos o comprar inmuebles en
dólares. Aunque el uso del dólar ha bajado ligeramente en el sector privado, su
presencia en la economía es estructural. El tipo de cambio ha mostrado una
apreciación del sol en lo que va del año.
En resumen, América Latina vive
realidades diversas frente al dólar, desde modelos consolidados hasta
experimentos de emergencia. Pero en todos los casos, el billete verde sigue
marcando la pauta económica de millones de personas.

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